Espíritu
del cacao, divino y terrenal
me has
convertido en pecadora dulce y aromática
Felicidad
hecha alimento, lujuria que
supera la ficción
jamás
olvidaré tu nombre, compacto y
grácil
Mi lengua
serpentea en la oscuridad de tu esencia
Soy ninfa
de la alegría máxima
y en mi
garganta regurgita un volcán
que trae la
esperanza a mis órganos dormidos
Voy a
aventurarme en la selva negra
desnuda y
temeraria
Ganaré
todas las batallas
Dadme un
chocolate y volveré a nacer
Soy otra,
antes y después
Amén.