No tengo casa
si no escucho tus uñas clavándose
en la alfombra
y la cortina no baila fantasmal por
las mañanas
No tengo hogar
si tu cuerpo no se ajusta a la línea de mi
vientre
y dos bolitas luminosas no me
guían en la oscuridad
No tengo familia
en la espesura del lugar donde voy
y vengo
Tu silencio me roza el
pensamiento
igual que tu maullido de bebé insomne.
5 comentarios:
El gato, como un hogar encendido donde nos calentamos las manos....Bico Mariela.
Qué endeble es el concepto de familia, perimido. Uno hace su junta como quiere...
Gracias por leerme Verita. Te mando un abrazo enorme.
Por suerte Dario, si no la vida sería muy dura para algunos. abrazo.
En definitiva, es la posibilidad de la ausencia la que da vida al poema. En este caso, una hermosura hermosísima, Mariela.
Abrazos.
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